Archivo de la etiqueta: educación

Comienza el curso

Se llama Javi y tiene 4 años. El domingo estaba ansioso, deseando que llegara el lunes para volver al cole. Con la ilusión de quien desea reencoantrar a sus amigos y amigas y a su maestra, de quien está seguro de ir a pasarlo bien y aprender cosas que le interesan. El lunes se levantó temprano y consiguió salir de casa media hora antes de tiempo porque temía llegar tarde.

Javi tiene mucha suerte. Y la tiene por partida doble:

  • En primer lugar, tiene una familia, especialmente su madre, que le acompaña en su aprendizaje, que fomenta sus intereses aun en contra de sus propios gustos, y busca con él información de los temas han despertado su curiosidad. Que buscó información para elegir el colegio en el que solicitar plaza y optó por aquel en el le parecía que podía ser más feliz. Al ver lo contento que va, está convencida de no haberse equivocado.
  • En segundo lugar, va a un colegio en el que se trabaja por proyectos y se implica a la familia en el aprendizaje del alumnado desde siempre. (Una maestra que tenía a sus hijos en él decía hace muchos años que el trabajo de verdad lo hacían en casa, con su madre o su padre, porque las tareas de investigación que les encargaban no eran para alumnado de su nivel, necesitaban una persona adulta y con formación que les facilitara la búsqueda).

Javi va a un colegio concertado de una sola línea en el que el profesorado está seleccionado (tiene que ser afín al proyecto de trabajo y adoptar la metodología común, igual que en cualquier centro privado) y el alumnado… también. En teoría los criterios de admisión  son los mismos que en los centros públicos, pero no conozco ningún centro público en el que no haya alumnos o alumnas con dificultades económicas, de minorías sociales, con necesidades de compensación educativa y en éste sí sucede: todo el alumnado pertenece a lo que conocemos como familias bien, y el único alumno con dificultades las tiene del espectro autista y es hijo de una del las profesoras. Tampoco conozco ningún otro centro en el que no se oferte la asignatura de Religión: es un centro laico (como deberían ser los públicos, por cierto) y si quieres religión te vas a otro.

Cuando mi amigo Miguel nos refrescaba el significado de los conceptos SEGREGACIÓN, INCLUSIÓN, EXCLUSIÓN, INTEGRACIÓN y EQUIDAD relacionados con el alumnado, yo pensaba también en la inequidad que existe entre los centros sostenidos por igual con fondos públicos, no sólo en los medios (no sé si existirá alguno concertado en el que las familias no aporten cantidades significativas de dinero, pese a lo que diga la ley), también en la selección de profesorado y alumnado que realizan. Aunque la última no se reconozca.

Entiendo que haya familias que quieran llevar a sus hijos a colegios elitistas, pero la educación que financia el estado debería aportar las mismas oportunidades  para todo el alumnado. Todos los colegios deberían recibir alumnado diferente en proporciones similares: la diversidad supone dificultades pero aporta riqueza si se gestiona bien, si se incluye a todos y todas de verdad y mucho mejor si se consigue la equidad, como demuestran a diario algunos centros. Y todos deberían contar con los mismo medios: no puede ser que en los centros públicos no se pueda pedir un euro para fotocopias y en los concertados se pida una aportación voluntaria cada trimestre para mejorar las condiciones del centro. Por cierto, ahora que la climatización de las aulas está en fase de inicio en la pública, ¿hay aulas en la concertada andaluza que no la tengan desde  hace años? ¿Quién la financió?

Y el profesorado, ¿cómo en la concertada asume sin rechistar horarios (algunos en secundaria hasta veinticinco horas semanales de clase con muchas que no son de su especialidad), calendario (formación obligatoria en el mes de julio, por ejemplo), metodología…, y en la pública tantas veces se ponen zancadillas a los equipos directivos que intentan salirse de la rutina? También sucede al contrario, que el equipo directivo dificulta cualquier innovación. ¿Cómo es que resulta tan difícil que se reúnan en equipos de trabajo en el mismo centro personas que mejorarían la  educación? Conozco la respuesta, la burocracia se impone, pero ¿así debería ser?

Pese a todo ello los resultados, si nos fijamos en el alumnado que supera la selectividad no son peores en la pública, quizá que hay centros no públicos en los que aprueban los froilanes. 

Cartel en el tablón de anuncios de un centro público a comienzos de junio

Una buena maestra

Hoy que celebramos la jubilación de mi amiga Antonia quiero dejar constancia de lo que han supuesto sus muchos años de trabajo en Guadalcacín,  de los que coincidimos en el mismo centro los primeros dieciocho.

Antonia llego al Colegio Público Guadalcacín  (curso 79/80) cuando éste estaba en pleno crecimiento: cada año más alumnado y más docentes. Criterios dispares, encontrados a veces, para encontrar solución a los muchos problemas existentes, tanto dentro del grupo como con la Administración. Fueron momentos duros, difíciles, de crisis de crecimiento del centro, de división, que nos dieron muchos quebraderos de cabeza, pero también nos aportaron una experiencia de valor incalculable, porque si las crisis se superan se madura como personas y como grupo. Y la superamos, y la actitud conciliadora de Antonia con su serenidad, su razonamiento ecuánime y tranquilo, su discreción, fue una de las claves para lograrlo.

Después de pasar por aulas provisionales en cuadras, habitaciones de casas vacías, salón del ayuntamiento… el centro terminó teniendo edificios en dos zonas del pueblo y la administración lo divide en dos. Esa separación facilitó la agrupación del  profesorado por afinidades, quedando en el C.P. Guadalcacín un grupo de maestros y maestras, jóvenes en su mayoría, que formamos un claustro unido ante las dificultades pasadas y presentes y  convencido de que nuestro trabajo podía contribuir al cambio social que ya en aquellos años se asumía como imprescindible y que como docentes considerábamos que dependía en gran medida de la educación (no sólo enseñanza) que fuéramos capaces de aportar a nuestro alumnado.

En aquel grupo de excelentes profesionales las propuestas de actividades partían de cualquiera y eran asumidas por el resto si se consideraban beneficiosas para el alumnado. Se llevaron adelante, con esfuerzo colectivo, proyectos que respondían a convocatorias de la administración educativa (Educación Compensatoria, Proyecto Alhambra, Formación en el centro…) y otros que respondían a las inquietudes del grupo por influir en la comunidad: Maratón, Carnaval, Historia de Guadalcacín, Semana Cultural, Día del juego, Cruz de Mayo, homenaje a Dª Tomasa Pinilla… Quienes la vivimos recordamos aquella época como dorada profesionalmente pese a todo lo que supuso de trabajo fuera de horas, de dificultades. Termina con una nueva remodelación de los centros al implantarse la ESO.

Antonia es la última de aquel grupo que aún permanecía en el CEIP Tomasa Pinilla, antes C.P. Guadalcacín. Era quizá la más joven, entró en el magisterio por acceso directo, y no ha sentido la necesidad de buscar un centro más grande o más cercano a su casa como la mayoría.

Tras esta pequeña disgresión cuya finalidad no es otra que poner en contexto su trabajo, quiero dar unas pinceladas de la semblanza de Antonia, la MAESTRA con la que tuve el honor de compartir centro, experiencias, trabajo, ilusiones, esfuerzos, dificultades, alegrías y penas.

Su primera fortaleza es su gran profesionalidad. Esa cualidad que no está reñida con la vocación, pero la complementa y  la supera con creces. Me explico: quien tiene vocación tiene una suerte increíble, porque en muchas ocasiones disfruta trabajando y eso es genial: que te paguen por hacer algo que te gusta es fantástico. Pero nadie disfruta todo el tiempo. Muchas de las cosas que hay que hacer son pesadas, duras, incómodas, requieren una formación que no siempre se tiene o un esfuerzo que no todo el mundo está dispuesto a hacer, aunque debiera. Muchos de los acuerdos que se toman en los órganos colegiados no nos satisfacen o requieren salir de la zona de confort en la que como docentes nos movemos. Y eso es lo que hace un/a buen/a profesional: no sólo hacer todo su trabajo lo mejor que sabe, sino formarse para hacerlo lo mejor posible. Se puede ser buena maestra sin vocación, pero no sin profesionalidad: ella tienes ambas cosas. 

Y lo ha demostrado tanto dentro como fuera del aula. Dentro, nunca la he visto escurrir el bulto y dejar a un alumno/a difícil en la cuneta. Siempre la he encontrado buscado soluciones, hallando nuevos caminos, probando nuevos métodos para que cada niña, cada niño diera lo mejor de sí mismo, para llevar a su alumnado a su mayor y mejor desarrollo personal, buscando que alcanzara seguridad en sí mismo, autonomía y capacidad crítica, por pequeño que fuera.

Y fuera del aula su profesionalidad la ha llevado a hacer lo que fuera necesario para que los acuerdos tomados, fueran o no de su agrado, se realizaran: ¿que se acuerda celebrar el carnaval? La primera en disfrazarse. ¿Que vamos a organizar, un sábado, un maratón? Pues a primera hora para repartir dorsales y organizar grupos. ¿Qué hacemos un periódico? ¿Que vamos a recopilar y contar la historia del pueblo? ¿Que el último proyecto requiere formarse? ¿Que…? 

Otra de sus cualidades profesionales es la  generosidad. Siempre ha sido una suerte tenerla de compañera de ciclo, y no digamos de nivel. Es una trabajadora incansable que pone el fruto de su trabajo a disposición del grupo, que aporta ideas y soluciones, que elabora y comparte materiales, habilidades, respuestas, observaciones, capaz de ver y analizar los fallos para evitarlos (eso que dicen evaluación de la práctica docente, que tan necesario es y tanto nos cuesta) y todo ello sin pretender destacar, sin buscar reconocimiento: genuína generosidad.

Destaca por su carácter conciliador del que hablé al principio, muy relacionado con su empatía, su capacidad no sólo de ponerse en el lugar de la otra persona, sino hacer que otras lo hagan, que nos pusiéramos en los zapatos de quien tiene problemas y así suavizar el juicio y facilitar la solución de las crisis.

No puedo olvidar su resiliencia y su capacidad de superación manifestadas en tantas y tan difíciles situaciones personales, familiares y profesionales. A todos nos tocan, más pronto o más tarde, pero no todos las afrontamos de la misma forma.

Y termino con su valor como escritora que ha mostrado generosamente, además de en su trabajo con el alumnado, en los preciosos cuentos que nos ha ido dedicando, con motivo de nuestra jubilación, a algunas de las personas que por aquí andamos, en los que nos hemos ido viendo reflejados como en un favorecedor espejo y que como es natural conservamos como oro en paño. Sinceramente, espero que tenga tiempo para cultivar esta capacidad.

Una vez me dijeron que no debería ser maestra o maestro quien no tuviera la experiencia de haber amado a alguien. Estoy de acuerdo. He visto cambiar la actitud de más de una o uno hacia el alumnado después del primer hijo, especialmente cuando éste llega al cole. Antonia no ha tenido hijos, ni pareja, pero sí que ha querido y quiere a muchas personas, entre ellas sus alumnas y sus alumnos. Es la maestra que todos querríamos para nuestra hija o nuestro hijo.

Yo creo que digo lo mismo con otras palabras: No puede ser buena maestra quien no es buena persona: Indudablemente, Antonia es muy buena persona.

Siempre he agradecido poder contar con ella en  mi círculo de amigas y amigos, aunque no nos veamos con demasiada frecuencia.

Encuentros

Hay veces en que todo parece concertarse para hacer un día especial. El miércoles de la semana pasada fue una de esas ocasiones y sucedió a base de encuentro fortuitos.

  • Una antigua alumna se sentó a mi lado en el autobús para contarme cómo le va la vida (bien, por suerte) y que a sus 28 años es una de las pocas de su promoción que no tiene descendencia, aunque tiene pareja y quiere bebés, pero todavía no. Su hermano continúa estudiando. ¡Si lo supieran sus profes de la ESO! Sorpresas te da la vida, y muchas agradables. ¡Si no tiráramos tan pronto la toalla…!
  • Una pareja con la que tuve mucha relación hace treinta  y muchos años y apenas he visto en los últimos veinte, que me ha recordado los tiempos de crianza, cuando sólo podíamos hacer aquellas actividades que permitieran acudir con niñ@s.
  • El grupo de amigas con las que me he reunido semanalmente para tomar café (o lo que venga bien) y compartir experiencias, desde hace veinte años en que generosamente me admitieron en su intimidad tras mi separación conyugal, ha vuelto a su rutina después de los casi cuatro meses en que mi ausencia de Jerez lo ha dificultado.  ¡Lo que puede aportar una reunión de amigas, y lo que se echa de menos cuando falta!
  • Otro encuentro casual me permitió felicitar a otra antigua alumna (mucho menos antigua), que no conseguía terminar su ciclo de FP por ser el nivel demasiado alto para ella, pero ha encontrado un trabajo adaptado a sus capacidades. Ha sido posible porque su maestra de PT, mi amiga Carmen, la ha puesto en contacto con una empresa que contrata (y paga, lo que estos tiempos es casi una rareza) a personas con diversidad funcional. ¡Esas maestras que no olvidan a su alumnado necesitado de oportunidades!
  • En el ascensor que tan poco uso, una vecina con la que apenas había intercambiado saludos me ha contado la causa de su jubilación anticipada que tan poca ilusión le hace.
  • Una señora de mi edad con la que compartí muchos fines de semana en una pequeña pedanía durante mi primer año de estancia en Jerez, me recordaba lo jóvenes que éramos, lo mucho que disfrutábamos de nuestras charlas, reuniones y paseos por el campo, lo claras que teníamos nuestras prioridades, lo conscientes que éramos de nuestras dificultades para alcanzar una formación si no veníamos (como era el caso de ambas) de familia con posibles (todavía vivía el dictador),  que nuestros respectivos hijos e hijas tienen estudios universitarios… y que todo parece estar truncándose en los últimos años. ¡Otra vez ! ¡Sólo van a poder estudiar los hijos de los ricos! ¡Qué claras sus prioridades! Porque son muchas más las consecuencias del austericio y los recortes, pero ella, que sólo alcanzó la enseñanza primaria, pone el acento en la educación. ¿Habrá muchas personas como ella?
Tan fugaces como las semillas del diente de león son los momentos de la vida

Chefchauen

En la visita que hicimos un grupo de amigos y amigas a la ciudad marroquí de Chefchauen, me llamaron la atención algunas cosas:

  • La belleza de la ciudad, de la que dan buena cuenta las fotos.
  • La cantidad de gatos que se ven por sus calles.
  • Lo limpia que amanece la ciudad, teniendo en cuenta que no hay contenedores para la basura, las bolsas se depositan en la calle donde los gatos las rompen y esparcen la basura antes de que se recoja. La recogida en la vieja medina es manual porque sus calles estrechas y escalonadas hacen imposible el paso de vehículos.
  • El excelente servicio gestionado por la agencia con la que contratamos, en todas sus facetas: alojamiento, desayuno, traslados, información.
  • La alta calidad de la comida local.
  • La mala consideración que nuestro casero manifestaba de los autóctonos. Diez años de convivencia y sólo en el último desayuno dijo algo positivo, aunque lo matizó rápidamente: Se les dan bien los idiomas y tienen buena memoria… porque tienen el disco duro vacío.

Me recordó este casero (cuyas atenciones hacia nosotros fueron muy buenas, todo hay que decirlo) a algunos docentes que no sienten el más mínimo aprecio hacia su alumnado. Sueñan con el antiguo alumnado de bachillerato, seleccionado y domesticado, que por cierto nunca existió por mucho que crean que sí. Sienten la diversidad como un handicap insuperable y no como una oportunidad.  En el fondo no les gusta su trabajo, aunque les resulta más cómodo seguir en él que buscarse otro. Sin ellos y ellas los colegios, y especialmente los institutos, mejorarían mucho. Porque hay muy buenos profesionales, sean vocacionales o no.

Entradas relacionadas:

Vocación

¿Generosidad o profesionalidad?

25 años de valioso trabajo

Este curso se cumplen 25 años desde la puesta en funcionamiento de los Centros de Educación Permanente (CEPER), cuando dejaron de ser aulas independientes para convertirse en centros organizados. Desde entonces ha llovido mucho, y muchas cosas han cambiado.

Lo explicaron en un corto filmado por el personal del CEPER Victoria Alba (profesorado y alumnado, actual y de cursos anteriores, con la colaboración de otros responsables de esta enseñanza) bajo el título: «Cuando la Educación tomó su nombre».

Directora, Presidenta de la Asociación del Alumnado, Delegado Territorial de Educación y Concejala de Educación

Ya comenté en otra entrada, en enero del año pasado la alta valoración que me merece el trabajo que se realiza en estos Centros, y me parece que es momento de repetirlo:

El trabajo que realizan los maestros y maestras que han trabajado y trabajan en la formación de personas adultas es impresionante.

Empezaron enseñando a leer y escribir, alfabetizando,  a aquellas personas que en su infancia no tuvieron ocasión de ir a la escuela, una parte muy importante de la población entonces. Pronto se convirtieron en algo más, porque aportaban a su alumnado no solo aprendizaje de las letras, sino también de la vida: relaciones sociales, valoración de manifestaciones culturales, conocimiento de su propia realidad al contrastarla con con la de otros…

Para muchas mujeres que conozco, las “clases de adultos” han supuesto su introducción en la vida social, la toma de conciencia de la situación de esclavitud en la que han vivido, el comienzo de la asunción de sus derechos como persona. Se han hecho conscientes de su valor, de la ingente tarea que han realizado en las peores condiciones, han adquirido autoestima, en lenguaje actual: se han empoderado.

Hoy, los sucesores de aquellas aulas, convertidos en Centros de Educación Permanente de Personas Adultas, continúan la tarea. No se limitan a las enseñanzas básicas. Han ampliado su oferta en la línea de formación y enriquecimiento personal a lo largo de la vida, de modo que su alumnado es de lo más variado: ¿quién no tiene un déficit en su formación inicial? No me imaginaba yo que iba a encontrar tanto nivel en un centro de adultos, comentaba un compañero hace unos días.

Por eso, sin dejar de lado lo imprescindible (cursos para la obtención del título de graduado, formación básica), amplían su oferta: Patrimonio, para quien quiere conocer su entorno histórico-artístico. Inglés, para quienes lo necesitan por cuestiones laborales o familiares (tengo dos nietos ingleses, no me queda otra, decía una compañera) o lo quieren aprender para viajar con mayor facilidad o superar lo que consideran una asignatura pendiente. Fomento de la cultura emprendedora, donde se desarrollan estupendos y originales proyectos de muy diferentes estilos. Informática, la alfabetización actual. Educación para la salud


He conocido a una señora con más de 80 años, que no pudo ir a la escuela en su momento y ahora está yendo a clases para obtener el Graduado en Secundaria. Naturalmente, dice ella, aprobó todas las asignaturas el primer trimestre, pero no está contenta porque en Inglés, que es lo que mejor le va,
sólo obtuvo un notable: su ilusión es tener un sobresaliente. ¿No es digna de admiración?

Y lo hacen con una dedicación profesional y personal que supera la media, realizando además visitas, actos culturales, convivencias…, cuya organización requiere un tiempo y un trabajo que al parecer pesa menos si la respuesta merece la pena. El hecho es que consiguen entusiasmar a un alumnado ya de por sí interesado (asiste voluntariamente) que se integra mayoritariamente en la vida del centro, asiste a  las actividades y se esfuerza por aprender.

Profesorado asistente al acto

Lo han conseguido: ya no hace falta

Así es. Durante los tres primeros meses del curso no se ha cubierto una plaza en el CEPER Victoria Alba y ahora ya no es necesaria. He aquí las razones:

  • El alumnado que prepara la prueba de acceso a la universidad se examina en abril, no tiene tiempo que perder. Quien tiene medios para ello se ha ido a una academia (enseñanza privada). Los que siguen acudiendo a clase, habiendo empezado en noviembre, y renunciado a preparar las áreas específicas por falta de profesor, es difícil que alcancen una preparación adecuada. Este año los resultados del alumnado del centro en esta prueba no serán como acostumbraban. ¡Que buena forma de promocionar la enseñanza pública!
  • Tal como se preveía, el número de chicos y chicas que pretendían obtener el título de Graduado en ESO se ha visto reducido sensiblemente: no más de treinta y cinco de los cincuenta y cuatro que empezaron siguen asistiendo con regularidad. Se han aburrido porque no tenían perspectivas de conseguir su título. ¡Ya no es necesario desdoblar la clase! ¿Seguro? ¿Alguien cree seriamente que se puede atender como se debe a un grupo tan numeroso con las dificultades que tienen? ¡Por favor!
  • Pero como lo que cuenta son los números, no las personas, no hay clases masificadas,  YA NO SE NECESITA UN DOCENTE MÁS.  Se acabó el problema.

Una muestra clarísima del efecto Pigmalion. Se cumplen los pronósticos de la administración: como iban a dejar de asistir, no era necesario una maestra, o maestro, más.  Y lo peor es que esos datos, esa profecía cumplida, se utilizarán para la dotación de personal del curso siguiente: como se ha comprobado que, efectivamente, en el segundo trimestre ya no hará falta, ¿para qué nombrarlo? Total, si muchos van a dejar de asistir.

Sólo que es una falacia. Claro que una parte del alumnado que prepara pruebas se aburre y abandona, pero ni mucho menos en la medida en la que ha sucedido este curso. ¿Quién no abandonaría si las perspectivas de superar la prueba fueran tan escasas?

Como ya dijimos en otra ocasión, el prestigio de un centro docente se logra con muchos años de buen trabajo y se puede perder con mucha facilidad. Este curso los resultados serán peores. ¿Qué pasará el próximo?

Una administración educativa no puede, no debe, olvidar la necesidad de formación de aquellas personas que están en peores condiciones para defenderse en la vida, para insertarse en la sociedad y reunir las condiciones imprescindibles para acceder a un trabajo digno. Y en esa categoría entran sin duda aquellas que no tienen titulación académica, lo dicen todas las estadísticas que relacionan nivel de estudios y paro.

Una administración educativa que se denomine socialista, como la actual, no puede permitirse el lujo de despreciar a las personas con mayores dificultades y echarlas en los brazos de centros privados a los que pocos tienen la posibilidad de acceder. No puede negar el pan y la sal a los centros públicos mientras mantiene conciertos con centros privados que mal disimulan la selección de su alumnado. O, ¿por qué creen que en tantos centros concertados hay tan poco alumnado con necesidades educativas especiales (con la honrosa excepción, en Jerez, de SAFA), o proveniente de familias con escaso poder adquisitivo? ¿Por casualidad?

¿Y saben qué? Los administrados no deberíamos consentirselo.

El machismo hace sufrir, y mata

Parece que no es tan fácil como puede parecer (y como debería) reconocer las actitudes y actuaciones machistas en la sociedad y en la familia. Si lo fuera no se colarían en anuncios y también en expresiones y manifestaciones de gente bien pensante que no se considera machista,  indicios de lo que hay debajo de las buenas formas, en cuanto se rasca un poco.

Como sufrió Loli con sus nietos en un juego de feria, y cuenta aquí.

Como describe  en un gran artículo lleno de ironía Barbijaputa la exposición de  juguetes en un centro comercial en los días previos a reyes.

Como le sucedió a la vicepresidenta del gobierno en funciones cuando pretendiendo, entiendo yo, destacar actitudes machistas en los chicos lo que hizo fue culpabilizar a las chicas de la violencia que sufren: No le permitas que…  (Si lo permites es tu responsabilidad)

Como les sucede a los maridos colaboradores (por supuesto no machistas) cuando dicen, incluso si la mujer trabaja fuera de casa y él no, que ayudan o colaboran en las labores domésticas. No comparten, si ayudan es porque no son suyas, claro. Están haciendo un favor. ¿A quién?

O a las madres que están encantadas de que su hija tenga novio porque así esta controlada. Es que es tan difícil… se excusan cuando les haces pensar en ello. Los chicos no necesitan control.

O las que incitan a sus hijas a aguantarse porque la convivencia es difícil y alguien tiene que ceder.

O las que no se respetan a si mismas y no se hacen respetar ejerciendo sus derechos, y con ello enseñan sin pretenderlo tanto a sus hijos como a sus hijas que en la familia la mujer está subordinada. Y si lo está en casa, ¿dónde no? ¿Como podrán sus hijas considerarse iguales a sus compañeros? ¿Como podrán sus hijos tratar a sus compañeras como iguales?

Me llamó la atención un artículo relacionado con el asesinato de una mujer por su pareja, nomasvg-forgesporque los amigos y vecinos no querían que se hablara de violencia de genero sino de locura porque era muy buena persona. Pero los síntomas eran claros:  La tarde anterior «fue la primera vez» que la fallecida podía quedar a solas con una amiga. Le había dicho a su marido que necesitaba un poco de espacio. El no quería que ella saliera. ¿Por qué empatizan tanto con él? Para mí está claro: porque si rascas…

Llevamos muchos años trabajando en coeducación, en igualdad, en las escuelas. Y los resultados no son buenos: muchos chicos minusvaloran a las mujeres en general y a sus parejas en particular, hay chicos que maltratan a sus parejas y chicas que soportan  los malos tratos (lo he visto) sin romper la relación, las madres siguen siendo las responsables de la casa y de los hijos en demasiadas ocasiones (a veces con ayuda), una mujer que trabaja muchas horas fuera de casa es una madre ausente pero un padre que trabaja muchas horas es un hombre responsable…, y siguen muriendo mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas.

Y es que mientras en las familias la relación no sea igualitaria; mientras la sociedad tolere y no reconozca las actitudes machistas; mientras haya quien defienda desde un partido político que es igual la violencia de los hombres hacia las mujeres que la de las mujeres hacia los hombres, sin tener en cuenta que las estructuras sociales están tan asentadas sobre el machismo que es el miedo  del hombre que ve amenazado su poder, el de quien que ha construido una sociedad a su medida y no quiere perder sus privilegios el que actúa y el que puede que incluso esté repuntando, como se argumenta en este artículo; mientras haya obispos que ligan la violencia de género con que ellas piden el divorcio; mientras todo eso no cambie, aunque en la escuela se trabaje, se debata, se analice, se llegue a conclusiones y se presenten en distintos formatos, la evolución será demasiado lenta.

Y en las escuelas se sigue trabajando. Como muestra un botón. Pero es necesario algo más. Para modificar esas estructuras latentes o manifiestas hace falta un acuerdo global para activar todos los recursos posibles.

Un video sobre las pequeñas cosas que llevan a las grandes:

 

 

 

 

 

Educación de segunda categoría

Así parece que considera la administración educativa a la educación de personas adultas, de la que ya escribí en otra ocasión.

9937462_orig

Juzguen si no:

A uno de los centros de educación permanente de Jerez le falta por nombrar una maestra, o maestro, para el curso 2015/2016. Porque digo yo que si se concede que dos de las profesionales trabajen sólo media jornada y otros cuatro tengan dos horas lectivas menos por ser mayores de 55 años, hay que nombrar, al menos, otra. Pues estamos a 6 de diciembre y ni flores.

Esto no sucede en ninguna otra modalidad educativa. Como ésta no es obligatoria…

Al tratar a un centro con esta desconsideración se olvida:

  • Que los objetivos educativos que marca la Unión Europea no se conseguirán sin estos centros: un elevado porcentaje del alumnado de ESO, sale del instituto sin el título de graduado. Aquí muchos de ellos lo obtienen y con él una mayor posibilidad de inserción en la vida laboral y de incorporación a otro tipo de estudios.
  • Que ofrecen una preparación de calidad para la preparación de las pruebas de acceso a estudios superiores, como se puede comprobar con sus estadísticas de aprobados.
  • Que la formación a lo largo de la vida va a ser imprescindible, lo es ya, para adaptarse a los nuevos contextos laborales y sociales. Al respecto dice la Comisión Europea: La crisis ha puesto de relieve el importante papel que puede desempeñar el aprendizaje de adultos (1) para lograr los objetivos de Europa 2020, al permitir a los adultos —sobre todo a los trabajadores poco cualificados y de más edad— mejorar su capacidad de adaptación a los cambios del mercado laboral y de la sociedad. El aprendizaje de adultos proporciona medios de mejora de las competencias o reciclaje de los afectados por el desempleo, la reestructuración y los cambios de profesión, y representa una importante contribución a la inclusión social, la ciudadanía activa y el desarrollo personal. 
  • Que para conseguir el prestigio que un centro logra en mucho tiempo (buenos resultados en las pruebas oficiales para las que prepara, actividades complementarias de calidad, satisfacción del alumnado…) se necesitan muchos años de ingente trabajo, pero perderlo es muy rápido: basta un curso sin el profesorado imprescindible para mantener el nivel.
  • Que una parte importante del alumnado de estos centros es muy frágil emocional y socialmente: ya ha fracasado con anterioridad, tiene baja autoestima, se desanima con facilidad. Una mala atención (grupos demasiado grandes, escasez de horas en materias difíciles, dificultades para usar la tecnología…) hace que renuncien al objetivo perseguido.
  • Que aunque no es enseñanza obligatoria para el alumnado, porque su edad supera los dieciséis años, no por ello es menos necesaria, ni es menos obligatorio para la administración educativa dotarla del profesorado imprescindible.

¿Centros de segunda categoría? Si se les trata como si lo fueran lo serán, naturalmente. Sin profesorado suficiente no es posible alcanzar la educación de calidad a la que aspiran y por la que trabajan. Y que la sociedad necesita.

Dedicado al CEPER Victoria Alba, en el que intento aprender inglés, y cuyo trabajo valoro, al parecer,  más que la administración de la que depende.

 

Prioridades

CIMG1357En todos los comienzos de curso, en todos los centros docentes y muy especialmente en los institutos de secundaria, hay unos días en los que el profesorado está nervioso, expectante, malhumorado… esperando que el equipo directivo comunique los horarios. 

Quien no ha tenido que ser responsable de su elaboración alguna vez no tiene ni idea del trabajo que conllevan. Previo, porque si no se tiene clara la organización del centro y el orden de prioridades, no hay forma de que salgan. Durante, porque hay que ver el conjunto y las particularidades para prever las implicaciones de los detalles que luego otras personas magnificarán si no les benefician. Y posterior porque no es posible contentar a todo el mundo, sobre todo si se prioriza el interés del alumnado y no los deseos del profesorado.

Cuando digo que es especialmente problemático en los centros de secundaria, no quiero decir que en los de primaria no haya problemas. Los hay, pero tienen menor calado porque el horario de permanencia en el centro, incluyendo las horas no lectivas, es el mismo para todo el profesorado. En secundaria no es así: el alumnado tiene más horas de clase que cada profesora o profesor de permanencia semanal en el centro, no sólo de docencia. Eso significa que puede entrar más tarde, salir antes, o tener horas libres en medio de las ocupadas, ya sea con clase o con otras actividades. La diferencia es importante, de ahí que pueda ser fuente de conflictos.

Después de tener clara la organización: grupos, medios grupos, tutorías, jefaturas de áreas y departamentos, materias comunes, optativas, horas de apoyo y refuerzo, grupos que las necesitan imperiosamente, personal que las va a impartir, quién admite otro profesor o profesora en clase, grupos de religión (que limitan escandalosamente las posibilidades organizativas), … se suele preguntar al profesorado sus preferencias en horas libres, para tenerlas en cuenta si fuera posible: conseguirlo puede mejorar las condiciones laborales y con ello el ambiente de trabajo. Si se respetan los criterios pedagógicos redunda en beneficio colectivo, a la vez que individual.

Y puede ser que se produzcan incongruencias como que la misma persona que  ha defendido con calor al debatir las prioridades para la elaboración del horario que determinada materia (la suya) no debería impartirse a última hora, cuando el alumnado está cansado, pida que sus horas libres sean las primeras de la mañana para poder llevar a su hija al colegio. Y sucede que la mayoría quiere libres las últimas horas del viernes y muchos alguna responsabilidad que no suponga mucho trabajo y le libre de guardias, y…

A la hora de elaborarlo hay distintos métodos, pero se suele utilizar el mismo en dos modalidades: una aplicación informática, bien usada por el equipo directivo o por personal ajeno al centro, una empresa que obtiene pingües beneficios a cambio de limar las tensiones en los claustros.

Precisamente hoy, domingo, víspera del comienzo oficial de las clases, sé de algunos equipos directivos (y habrá muchos otros) que están peleándose con el programa para que los horarios de todos los grupos sean lo mejor posible, afinando el nivel de las coincidencias en días seguidos, en horas en los últimos tramos, en grupos a la misma hora para poder hacer agrupamientos flexibles, en las preferencias del profesorado… El mejor horario que consigan (desecharán muchos por el camino) no respetará todos los criterios pedagógicos fijados al cien por cien, ni se adecuará a las peticiones de todos y todas. Y mañana habrá quien piense que ha tenido mala suerte o puede que hasta crea que le han fastidiado adrede porque les cae mal. Y quien entienda que ya es una suerte que haya unas cuantas horas a la semana que no tienen horario fijo, mientras la mayoría de los trabajadores no pueden ni opinar del suyo. Pasados unos días el horario de trabajo es una rutina, se acaba la tensión.

Algunos centros (bastantes a juzgar por la dificultad para obtener cita) acuden a una empresa externa, que tiene dos configuraciones distintas de la misma aplicación: una para centros públicos y otra para centros privados. En la de centros privados priman los criterios pedagógicos fijados por la dirección: el profesorado de todas formas está en el centro al menos tantas horas como el alumnado, y en su contrato están claras las condiciones laborales. En la configuración para  centros públicos prima la preferencia del profesorado: garantizan horarios compactos (con pocas horas sin clase por medio) y al menos dos horas libres a petición del interesado. No están dispuestos a cambiar los criterios aunque se les pida, porque si el profesorado no queda contento con el horario, el curso siguiente el centro no será cliente. Lo dicen así de claro. Lo sé porque nos sucedió: un año en que teníamos remanente económico y muchas dificultades de otro tipo decidimos probar. Pero queríamos que los criterios pedagógicos acordados tuvieran prioridad. Nos dijeron que de su empresa no salía un horario que no cumpliera sus compromisos, si no nos interesaba podíamos irnos.

Dedicada a mi amigo Juanma que precisamente hoy ha estado trabajando en ello.

 

 

Un ejemplo de buen trabajo

Conozco el centro docente San Telmo de Jerez desde su inicio. Cuando yo llegué para trabajar en él como maestra provisional, sólo estaba el edificio recién construido: ni una mesa, ni una pizarra. Y por delante de su entrada pasaban las aguas residuales de las chabolas que todavía estaban habitadas en el cerro de al lado (La perfumería Gal, decía un colega). El resto de compañeros y compañeras era interino por lo que me asignaron la jefatura de estudios (la directora lo era de otro centro y asistía a los claustros y poco más) y me responsabilicé  del comedor, el laboratorio…

El alumnado procedía de los demás centros de la zona, y venía voluntariamente. Se llenó el centro con niños y niñas hasta 5º (en este último curso tuvimos el primer grupo mixto por necesidad, del que fui tutora). En más de una ocasión un colega del centro de origen se acercó para advertirnos sobre tal o cual chico.

Mi destino definitivo me impidió continuar, como habría deseado: recuerdo aquel curso como una de mis mejores experiencias profesionales. (Yo entonces no había oído hablar de las comisiones de servicio)

Digo esto para dejar claro que conozco el barrio y a su gente, que sé de las dificultades que se encuentra el profesorado que trabaja en una Z.A.E.P. (zona de atención educativa preferente) tan clara como la zona sur de Jerez, por mi propia experiencia y porque tengo muchos amigos y amigas trabajando en la zona y haciendo una excelente labor educativa.

Por ello puedo y quiero valorar especialmente el trabajo presentado por el IES San Telmo en la Feria de la Ciencia en la calle celebrada entre el 15 y el 17 de abril próximo pasado, desde distintas áreas de la Ciencia:

  • Comparación entre el cultivo tradicional y el hidropónico de distinto tipo, que me explicaron con soltura y precisión.
  •  Proyectos tecnológicos, que incluyen desarrollo teórico y práctico, realizados con materiales sencillos muy trabajados: un puente levadizo (como el de Cádiz, me explican), un coche de época, que pequeños motores hacen funcionar, un elevador hidráulico que se mueve con el aire de una jeringa, los clásicos enlaces eléctricos para conocer herramientas…

 

Que este alumnado haya realizado y explique con facilidad, utilizando vocabulario adecuado, qué y cómo han proyectado y desarrollado su trabajo es todo un éxito del que se responsabiliza un compañero y amigo (compartimos 10 años de trabajo en el I.E.S. La Campiña) que me invitó con mucho interés a la Feria:

Me gustaría que te pasarás a visitarla. Desde tecnología, humildemente, hemos trabajado duro para que nuestros alumnos/as se sientan orgullosos de representar al I.E.S. San Telmo y estaremos a la altura de cualquier instituto. Pero como sé que me conoces, a mi lo que me interesa es inculcarles los valores suficientes para ser muy buenos profesionales en el futuro.

Todos los años se pueden ver grandes trabajos. Este año mi atención se ha centrado en el realizado en este centro, muy consciente de que lo alcanzado tiene mucho valor. Y demuestra que cuando se confía en el alumnado la respuesta es positiva.

1429089532763
El equipo en la mañana del miércoles.

 Entrada dedicada a Juan Carlos, compañero y amigo